Un rayo se descargó a lo lejos, rasgando el cielo oscurecido, liberándolo durante unos segundos de la oscuridad. Las olas impactaban violentamente contra la pequeña embarcación que luchaba por mantenerse a flote. Con cada nueva arremetida las tablas se debatían por mantenerse unidas, los cabos tiraban con fuerza soportando la tensión del furioso viento que ya había desgarrado la lona de la vela mayor.
Llevaba días perdido en ese temporal, o eso creía, cuando llevas tiempo sin ver el sol éste se vuelve difuso. Estaba empapado y tenía frio, no había parado de llover y estaba calado hasta los huesos. Sus manos entumecidas apenas tenían fuerzas para tirar de los cabos y del esfuerzo le empezaban a sangrar. ¿Cuánto podía durar? ¿Cuánto podía aguantar?
Una ola arremetió contra el barco, perdió el equilibrio y se quedó tumbado mirando al cielo. La lluvia se había vuelto una suave llovizna y mientras veía como el cielo se balanceaba sobre su cabeza entonó una melodía hasta quedarse dormido:
¿Despertaré en la orilla?,
¿ me ahogaré en el mar?,
a la incertidumbre sucumbo,
me rindo al malestar,
mis lágrimas se derraman,
y se estrellan sin chistar.
puede que este ya muerto
¿o aún puedo brillar?
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