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Posts Tagged ‘reconciliación’

Bueno, pues el nuevo reto literario, parece que me va a tocar exprimirme las neuronas otra vez, no me dejan descansar la gente esta. También estoy preparando una nueva gilireceta, pero aun estoy acabando de pulirla.
– El protagonista de la historia es un adicto
– La historia empieza con una reconciliación
– La historia empieza en un ático
– La tecnología tiene un rol importante en la historia.
– ¿Hola?
La voz le retumbaba en la cabeza, maldito quién pensó que incorporar los teléfonos en los nanochips incrustados en el cerebro era una buena idea. Las voces resuenan en tu interior, como si de tus propios pensamientos se trataran y como sean voces de timbre agudo se te clavan en el cerebro como astillas. No era de extrañar que desde la implantación de esta tecnología la tasa de esquizofrenia haya incrementado en varios puntos, aunque con la sociedad actual… ¿quién no se volvería loco?
– ¿Estás ahí? … ¿Hola?
Se le atragantaban las palabras mientras miraba, desde la cornisa, cómo los primeros rayos de sol se filtraban entre los edificios iluminando el entramado de cables que se extendía entre los rascacielos, conectándolos como si de vasos sanguíneos se tratara. Vivían en una tecnocracia, la aclamada: «Evolución de la vida mediante la tecnología», pero desde un punto de vista objetivo, era más bien un estado letárgico de vida, de coma, la realidad virtual había sustituido al mundo real, la gente se había refugiado de sus fantasmas en un mundo ideal, se habían olvidado del olor de una flor, una caricia o de la cálida sensación de yacer junto a otro ser humano, sentir su calor mientras notas su respiración. La tecnología había acabado con la poca humanidad que nos quedaba y ahora sólo queda un mero reflejo de los que pretendíamos ser, una mera ilusión.
– Si… estoy, lo… lo siento, no… no pretendía que-  Intenta articular, pero las palabras no le salen, sus músculos apenas responden a sus estímulos nerviosos – saliera así, Yo …. no
– Déjalo estar, ¿vale? ya pasó. Olvídate del asunto, sólo fue una mala racha. ¿ Estás bien?
– Su… supongo – Sus piernas le temblaban y tuvo que sentarse para no caer de bruces al suelo. Respiró profundamente.- Estoy muy nervioso, voy a calmarme y luego nos vemos, ¿en unas horas donde siempre?. Prepárate para una buena sesión de arenas.
– Dalo por hecho, te estaré esperando. Hasta ahora
– Adiós. – colgó
Un roce entre sus pies y un pequeño ronroneo acompañado de un toque de patas reclamando atención le hizo alargar la mano y acariciar el lomo del gato, que respondió incrementando el volumen de sus ronroneos mientras se restregaba entre sus pies.
Se puso en pie y recogió su abrigo, abandonó su piso y mientras el ascensor descendía intentaba mantener una respiración profunda y pausada,  debía mantener la calma, controlarse, pronto saciaría su necesidad.
Abandonó el edificio mientras se ponía los guantes y salió a la calle, un panorama desolador, la gente se había olvidado del mundo real, las calles acumulaban desechos, la mierda se acumulaba a montones pero nadie hacía nada, la realidad se había vuelto demasiado distante, nadie quería tener nada que ver con ella, ¿para qué? todo lo que se necesitaba estaba al alcance de unos botones en la tranquilidad de tu hogar, quién quería perder el tiempo en la realidad si el mundo virtual podía saciar cualquier necesidad. Para la mayoría eso era suficiente, pero no para él.
Mientras paseaba el sol había empezado a subir y alejaba poco a poco la oscuridad de los rincones, entre los escombros habían cuerpos, gente que vivía de lo poco que podían llevarse a la boca, no estaban conectados, no existían, si no formabas parte del mundo virtual, tampoco existías en el mundo real, eran fantasmas de lo que en algún momento fueron seres del sistema, ahora convertidos en un desperdicio mas, no hacía falta hacer nada con ellos, solo ignorarlos, el tiempo acabaría por hacerlos desaparecer, pues si no aportaban nada, no había que malgastar recursos en ellos.
Se habían olvidado de ellos, pero él no, no podía vivir tranquilo sabiendo que había gente en estas condiciones. Se acercó a un hombre que dormía sobre un lecho de cartones y porexpan. Le rozó con la mano y el hombre abrió los ojos, tenía la mirada perdida, el rostro descuidado, lleno de cicatrices y suciedad.
– ¿Qué quiere? – respondió mientras entrecerraba los ojos tratando de acostumbrarse a la luz
Le ayudó a levantarse y cuando estuvo erguido le abrazó, apoyó su cabeza sobre la del hombre y sintió como su aliento le rozaba el cuello. Se estremeció, ¿cuánto hacía que no tocaba a ningún humano?. Le abrazó más fuerte.
– ¿Qué coño haces? – Chilló el hombre mientras intentaba zafarse de su abrazo – ¡Suéltame!
– Pe… Perdón sólo quería sentir…
– ¿Éstas loc…
No pudo acabar la frase antes que el puño se estrellara contra su cara, ni siquiera pudo reaccionar cuando le volvió a golpear en el pecho, cortándole la respiración y, mientras se arqueaba, saltó sobre él,  puso las manos alrededor del cuello y apretó. La mirada perdida se volvió una mirada de desesperación, la poca esencia vital del hombre se agitaba buscando alguna salida.
– Sólo cuando estamos a punto de morir, llegamos a sentirnos vivos – recitó la frase que hace tanto había leído. Siguió apretando, y  su víctima dejó de resistirse, la vida abandonó toda expresión de su rostro y su corazón dejó de latir.
Abrazó el cuerpo inerte y lo estrechó, las lágrimas brotaban de sus ojos, lo había vuelto a hacer, otra alma que liberaba, les devolvía a la realidad. Ese era su regalo al mundo, un último momento de vida, para aquellos que han sido olvidados.
Volvió a su casa y vio con orgullo un pequeño ratón muerto en el recibidor, su gato también había liberado otra alma, al fin y al cabo,  todos eran hijos de dios. Se sentó en su escritorio y se puso el casco de realidad virtual, mientras acariciaba al felino que le saltó sobre su regazo. Era el momento de volver a la sociedad.

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